En un contexto de mayor tensión entre Estados Unidos y Corea del Norte y en vista de la muerte de Otto Warmbier tras ser liberado de una prisión norcoreana, el país norteamericano ha decidido prohibir los viajes de sus ciudadanos al país comunista.

Aunque la la decisión había sido tomada por el Secretario de Estado Rex Tillerson el pasado 21 de julio "debido a los serios riesgos de arrestos y detenciones prolongadas" que implica visitar Pyongyang, la medida entró en funcionamiento el primer día de septiembre.
Con la excepción de algunos casos "bajo circunstancias muy limitadas", como trabajos periodísticos o humanitarios, cualquier ciudadano estadounidense que rompa la nueva norma puede enfrentar sanciones penales y tener sus pasaportes revocados, aclaró hoy el Departamento de Estado.

El jueves, los guías acompañaron de regreso a los últimos turistas estadounidenses en Pyongyang, que componían cerca de una quinta parte de los turistas occidentales al país asiático.

Hasta 1.000 estadounidenses visitaban a Corea del Norte por año, mientras que la gran mayoría de los visitantes provienen de China.

Según Simon Cockerell, gerente general de Koryo Tours, su compañía turística tendrá menos clientes de ahora en adelante.

"Aunque la prohibición de viaje de Estados Unidos sólo afecta a los estadounidenses, por supuesto envía un mensaje de que creen firmemente que la gente no debería visitar [Pyongyang]", dijo.

Las recientes detenciones de ciudadanos estadounidenses han causado "una tendencia a la baja en las reservas", ya que "eso es lo que más preocupa a las personas, que pueden personalmente meterse en problemas".
Warmbier, un estudiante estadounidense de la Universidad de Virginia, fue condenado a 15 años de trabajo forzado por robar un cartel de propaganda del hotel en el que se hospedó durante su visita al país comunista.

Pyongyang lo liberó en junio pasado, pero estaba en coma y murió seis días después. Tenía 22 años.