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El exjugador madridista levantará este fin de semana un nuevo titulo de Liga si el PSG derrota al Lens, en este caso el francés. No ha sido la temporada que el central soñaba. Las lesiones le han acompañado desde que aterrizara en París y solo en el tramo final de la campaña parece haber encontrado su mejor punto de forma o por lo menos muestras sensaciones de encontrarse cerca de ello, su gran objetivo, tal y como ha ido avanzando el curso.

La prensa francesa ha sido muy dura con el español. Los resultados y las sensaciones emitidas por el equipo, tampoco han ayudado. La derrota ante el Real Madrid ha sido definitiva en el distanciamiento con una afición que esperaba mucho más por la constelación de estrellas reunidas en el Parque de los Príncipes. El divorcio es evidente.

El club y su manera de gestionar los problemas tampoco ayuda. Nadie se ha dirigido a Ramos, como tampoco saben qué va a ocurrir con Mauricio Pochettino, Leonardo y el resto del organigrama. Los rumores se suceden, pero todo parece estar pendiente de la decisión de Mbappé, pareciendo que lo demás no importa.

Pochettino parece contar algo más ahora con Ramos. Las lesiones tampoco han permitido que entrenador y jugador hayan tenido mucha complicidad sobre el terreno de juego. Kimpembe y Marquinho han sido los titulares sin discusión alguna y apuntan a seguir en esa posición con el argentino en el banquillo.

El PSG esperaba más del español, aunque saben que las lesiones y las ganas de Ramos han jugado en su contra. La ley francesa permite en el segundo año de contrato no pagar la totalidad del sueldo a los jugadores con bajas prolongadas. Ahora todo parece cambiar y se mira al central con otros ojos. Todo dependerá del rumbo que adopte el club y el equipo, pero Ramos lo tiene claro: "Puedo seguir en la elite cuatro o cinco años más".

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