Imagen ilustrativa. GENTILEZA

Suele decirse que lo difícil no es llegar a la cima sino mantenerse en lo más alto y el Barcelona puede dar buen ejemplo de ello. Las azulgranas cedieron en Turín su corona continental al perder la final de la Champions League ante el Olympique Lyonnais por 1-3 en un duelo donde el conjunto galo mostró más dominio, pegada y experiencia. Octavo título para las francesas, que vuelven a reinar en Europa dos años después.

No era día para sorpresas, por lo que Giráldez y Bompastor apostaron por sus onces de gala. Fue el Lyon quien salió mejor plantado al verde, presionando la salida de balón del rival y obligando a correr más que combinar al conjunto azulgrana. Henry, con un derechazo desde fuera del área que se coló en la escuadra, estrenó el luminoso en el primer suspiro.

Errores defensivos

El Barcelona intentó reaccionar de inmediato y Jenni tuvo el empate en sus botas, pero su disparo desde dentro del área fue repelido por un manotazo de Endler. Las francesas intentaron dormir el partido con el otro fútbol, el de las pérdidas de tiempo y las faltas sin sentido. La lesión de Carpenter, que abandonó el terreno de juego en camilla, no varió los planes de un Lyon que se recompuso hasta el punto de ampliar la renta aún en el ecuador del primer acto. Un centro de Bacha, una mala salida de Paños, una pérdida de sitio de Mapi y un gol de Hegerberg, máxima goleadora histórica de la Champions.

Las azulgranas perdieron el control, la ubicación y el ritmo. Daba la impresión de que el equipo funcionaba a latigazos y estaba a merced de un Lyon que sabe jugar este tipo de partidos con experiencia. Un nuevo despropósito defensivo, con un mal despeje de Paredes, permitió centrar a Hegerberg y validar la posición de una Macario que sólo tuvo que empujarla en línea de gol.

Alexia hizo creer

Si había alguna esperanza para creer era marcando antes del descanso y lo consiguió el Barcelona. Hansen centró y Alexia, quién si no, se adelantó a su marca para anotar el primer tanto azulgrana. Un gol con el que se destacaba como máxima artillera de la edición, aunque a ella eso de las distinciones individuales, sin ir acompañadas del éxito colectivo, poco le motivan.

Giráldez movió ficha en el entreacto sentando a una Jenni que no tuvo una buena actuación -lenta, sin ganar un duelo ni la espalda de las centrales y desaprovechando las oportunidades que tuvo- y dio entrada a una Oshoala que debe reivindicarse como la '9' del futuro azulgrana. Al ver que la cosa ni fu ni fa, el técnico gallego metió más pólvora con la entrada de Martens y Crnogorcevic.

Mejora estéril

El Lyon jugó con el reloj y la experiencia a favor. Evidenció que no le incomoda jugar a la contra y defender en la trinchera de su propio área. Incluso Hegerberg mandó un balón al palo en el añadido. Sólo dejaron de apretar los dientes cuando la árbitra pitó el final y pudieron volver a saborear las mieles de la gloria. MARCA