La VoZ digital | Harrison Ford vuelve a Indiana Jones a los 80 años,

2022-10-30 | 17:53

CINE

Harrison Ford vuelve a Indiana Jones a los 80 años,
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Imagen ilustrativa. GENTILEZA Imagen ilustrativa. GENTILEZA
Su primer Indiana Jones fue con 39 años y ahora se da la vuelta al papel que lo consagró, a los 80. El actor protagoniza la quinta entrega de la saga que comenzó en 1981. Así vuelve a ponerse en la piel del arqueólogo que lo llevó a convertirse en una de las grandes estrellas de Hollywood y al que él prefiere más que a su Hans Solo de La Guerra de las Galaxias

En septiembre de este año los fanáticos de la saga de Indiana Jones festejaron la noticia de una quinta entrega de la película. Harrison Ford se volvía a poner el sombrero del explorador. Lo maravilloso es que el actor se calzó ese traje por primera vez en 1981, con 39 años y ahora lo vuelve a hacer pero con 80.

Ford es uno de los grandes ídolos de Hollywood y tiene con que. Su nombre se asocia a dos arquetipos heroicos de la pantalla como Indiana Jones y Han Solo, en La Guerra de las Galaxias, esa epopeya espacial que por su cantidad de seguidores más que una saga ya se convirtió en religión.

Hijo de un padre católico y una madre judía, el actor nació el 13 de julio de 1942. Creció en Chicago, en una ciudad y un tiempo donde los jóvenes soñaban con hacer carrera no en Hollywood sino en la industria automovilística. Harrison hasta tenía apellido de marca de autos. Pero sus planes eran otros, mientras estudiaba en el colegio Ripon de Wisconsin no se inscribió en un taller de motores sino en otro de teatro.

Decidido a lograr un lugar en el mundo del espectáculo se radicó en Los Ángeles. No fue fácil. Solo consiguió papeles en películas representadas por otros o de extra en series de televisión. Fue en esa época que le hizo una gambeta a la muerte. Volvía de su trabajo en unos almacenes manejando su auto, cuando una mala maniobra le hizo perder el control y terminó estrellado contra un poste. Su cara contra el volante, más una cirugía de emergencia hecha con desprolijidad, le dejaron su cicatriz en el mentón.

Ante la falta de papeles como actor, Harrison se repetía como un mantra “no tengo prisa, no tengo prisa”. Los que sí tenían prisa eran sus acreedores. Con una esposa, dos hijos chicos y una hipoteca por pagar, decidió que mientras seguía buscando la gran oportunidad trabajaría de carpintero. Parece que en Hollywood -como en muchos lugares- es más sencillo encontrar un actor que un buen carpintero. Así que aprovechó su habilidad manual y en tiempos sin tutoriales de youtube aprendió el oficio con libros que tomaba prestados en la biblioteca de su barrio. Pronto le empezaron a llegar no guiones pero sí encargos de carpintería. Entre esos pedidos apareció uno de Francis Ford Coppola: le encargaba una entrada de madera para su oficina en los estudios Goldwyn.

Mientras Ford clavaba y martillaba, a metros de él, George Lucas realizaba pruebas para su próxima película. Una noche, carpintero y director coincidieron trabajando y Lucas le dio la oportunidad de audicionar para el papel de Hans Solo. Se lo ganó. Era 1977. “No esperábamos gran cosa de la película. El presidente de la compañía Fox no daba cinco centavos por La guerra de las Galaxias. Lucas trajo una banda de alucinados en efectos especiales y cuando filmábamos las escenas de acción era un tedio infinito porque, bueno, lo que menos había era acción. Solo éramos actores imaginando la escena sobre las pistas que nos daba el director. Cuando la vimos terminada en privado quedamos paralizados. Fui luego a una de las salas de estreno y no podía creer que el público enloqueciera vitoreando como si fuera un estadio”, recordó años después. La película fue un exitazo y puso a Ford en el radar de los productores y directores.

En mayo de 1977, Steven Spielberg se fue de vacaciones a Maui para descansar un poco del éxito conseguido luego de Encuentros cercanos del tercer tipo. En el lugar coincidió con Lucas que quería un poco de paz después del suceso de La Guerra de las Galaxias. Entre refrescos -algunas versiones hablan de castillos de arena-, Spielberg le comentó que quería dirigir alguna película de James Bond. Lucas lo escuchó pero le respondió que tenía una idea mejor. Unos años antes había escrito Las aventuras de Indiana Smith, las peripecias de un arqueólogo que rescataba objetos históricos pero no para beneficio propio. Un héroe atípico que siempre luce sombrero, lleva un látigo y le tiene fobia a las serpientes. Spielberg lo escuchó fascinado y le dijo que era como “como una película de James Bond sin sus artilugios técnicos”. Solo objetó algo, el apellido “Smith” no le parecía el más adecuado para el personaje. “OK. ¿Y qué piensas de ‘Jones’?”, le contestó Lucas y le contó risueño que “Indiana” no se cambiaba porque así se llamaba su perro favorito. Nacía Indiana Jones.

En 1978, apoyado por el guionista Lawrence Kasdan, George Lucas comenzó la redacción del guion de Los cazadores del Arca Perdida. Era la primera aventura del personaje, no sabían que llegarían cuatro más.

Con la historia escrita había que encontrar un estudio dispuesto a financiarla. Spielberg tenía fama de ser un gran cineasta pero también de excederse con presupuestos y días de filmación. Paramount Pictures aceptó financiarla pero acordó derechos en las secuelas y estableció una penalización si no se respetaba el presupuesto y los plazos acordados.

Con un presupuesto de veinte millones de dólares había que buscar al protagonista. Spielberg propuso a Ford pero Lucas se negó. No era porque desconfiara de la capacidad del actor sino porque, como explica el portal Guioteca, no quería que se convirtiera en su “Robert De Niro”, es decir, “el actor con el que trabajo en todas mis películas”, en referencia a su colega Martin Scorsese que había convertido al protagonista de Taxi Driver en su actor fetiche en los años 80′ y 90′.

Los directores le ofrecieron el papel a Tom Selleck, pero como en ese momento protagonizaba la serie Magnum, por contrato no pudo firmar ni filmar y según cuenta tampoco aceptó afeitarse su característico bigote. En junio de 1980 faltaban unas semanas para empezar a filmar y Lucas se seguía negando a contratar a Ford, pero los productores Frank Marshall y Kathleen Kennedy lo convencieron.

No sería la primera vez que a Ford un papel le llegaría de rebote y con la suerte de su lado. Alec Baldwin era el protagonista confirmado de El fugitivo, pero a último momento desistió y el papel fue para Ford, lo mismo ocurrió con Testigo en peligro que iba a ser protagonizada por Kevin Costner. En estos casos la suerte lo ayudó, pero en otros fue su decisión. Cuando le ofrecieron el protagónico de Ghost, la sombra del amor, lo rechazó porque “Leí el guion tres veces y todavía no lo entiendo”, fue su sincera respuesta. “Vamos Harry, que tampoco es física cuántica,” habrá pensado alguno.

Indiana Jones y los cazadores del arca perdida se estrenó en junio de 1981 y los espectadores se enamoraron de ese nuevo héroe. Es que lejos del estereotipo de hombre perfecto, Ford componía a un arqueólogo indudablemente atractivo, valiente pero tan humano que le tenía miedo a las serpientes y más de una vez recibía una paliza. Para convertirse en Indiana no se necesitaban super poderes ni trajes extraños ni siquiera mucho músculo sino una chaqueta, un sombrero y un látigo, todo lo demás era cuestión de inteligencia.

Para el recuerdo quedan algunos datos como el que cuenta que para rodar la escena de las serpientes del Pozo de las almas necesitaron un total de siete mil reptiles -en un principio eran mil- para cubrir el suelo completamente. Para el barco de vapor propulsado por carbón quemado usaron una embarcación egipcia que encontraron en un puerto irlandés. Debido a las restricciones presupuestarias solo se pudo contratar a seiscientos extras como excavadores en vez de los dos mil que marcaba el guion.

La etapa de filmación en Túnez -para retratar Egipto- fue uno de los peores momentos. La temperatura llegaba a 54° y muchos miembros del equipo se enfermaron de disentería por el consumo de comida local. Spielberg no lo padeció ya que solo ingería agua y alimentos traídos desde el Reino Unido, sí padeció una severa quemadura solar que deformó su rostro.

Otro momento muy complicado fue el día que, en medio del rodaje de una escena, Ford fue atropellado por un avión y se rompió el ligamento cruzado anterior. Pese al dolor, el actor, pidió que le pusieran hielo, le vendaran la pierna y siguió rodando sin problemas. En otro momento, donde Indiana es arrastrado por el suelo por un camión, se negó a que la hiciera un doble y terminó con varias costillas fisuradas.

También hubo que soportar el enojo de Terry Richards, que interpretó al espadachín que se enfrenta a Jones. El hombre pasó semanas practicando los movimientos con la espada para una escena de lucha extendida. Pero el día de la filmación Ford sufría de disentería, lo que llevó a resolver la escena con un balazo que duró segundos en vez de una pelea con sables que duraría minutos.

La primera edición de la película alcanzaba 180 minutos pero el estudio pidió reducirla a menos de dos horas. Al ver el resultado final, Lucas llamó a Spielberg para ratificarle: “Ya te lo había dicho pero sos muy buen director”.

Convertida en un suceso En busca del arca perdida recaudó casi 400 millones de dólares. La película además revivió el cine familiar de entretenimiento y dio comienzo a una exitosa saga donde la acción sin respiro, los enigmas históricos y el humor se mezclan con las aventuras del carismático arqueólogo.

Indiana Jones no solo se convirtió en saga. Además inspiró imitaciones cinematográficas, parodias, videojuegos y capítulos de Los Simpsons. Harrison Ford logró que muchos jóvenes se entusiasmen con la arqueología tanto que la organización Board of Directors of the Archaeological Institute of America reconoció su “significativa influencia en el interés por la arqueología”.

Aunque cualquier fan de La Guerra de las Galaxias pagaría fortunas por algún elemento utilizado en la saga, Harrison asegura que no se quedó con nada pero sí que en su casa conserva el sombrero de Indiana. “No podés comparar a Indy con Han Solo -le asegura a los periodistas- Indiana es el mejor. Indiana es inmortal”. Indy solía repetir que “Si es lo que te gusta, hazlo. Y que nadie te lo quite de la cabeza”, se ve que Harrison Ford le hizo caso y a los 80 años, volvió a hacer lo que le gusta. Infobae