La VoZ digital | Mick Jagger cumple 80: sus 4.000 amantes

2023-07-26 | 07:45

Música

Mick Jagger cumple 80: sus 4.000 amantes
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El hombre de la longevidad prodigiosa, el amante voraz, el rockero ambicioso, el de las historias mitológicas de drogas y sexo, el showman carimástico, el de los pasos sensuales y enérgicos, el que entrena sin parar, el caballero de la Reina, el compositor de hits invencibles, el que tiene una relación amor-odio con Keith Richards, la mitad de los Glimmer Twins. Mick Jagger ha sido y es todo eso.

Algunos ya se deben estar vistiendo. Hoy a la noche, dentro de unas pocas horas, se celebrará una gran fiesta en el sur de Londres. Un cumpleaños de 80. Uno podría imaginar que la mayoría de los invitados serán ancianos, compañeros de vida del homenajeado, viejitos encorvados y nostálgicos, algunos familiares y no mucho más. Pero no: esta será una fiesta diferente. 300 invitados. Algo muy exclusivo y elegante. Rockeros, actrices, celebridades varias, miembros de la nobleza, políticos, empresarios, varias chicas jóvenes. Todos vestidos de gala, con prendas de los mejores diseñadores, adornados con joyas de valores obscenos. La seguridad se deberá esforzar para evitar intrusos, para tener a raya a los paparazzis, para alejar a los curiosos. El lugar será un gran jardín botánico, el Chelsea Physic Garden.

Esta noche, acaso esta semana, no habrá en todo Londres un evento más importante: Mick Jagger cumple (y celebra) 80 años.

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El hombre de la longevidad prodigiosa, el amante voraz, el rockero ambicioso, el de las historias mitológicas de drogas y sexo, el showman carimástico, el de los pasos sensuales y enérgicos, el que entrena sin parar, el caballero de la Reina, el compositor de hits invencibles, el que tiene una relación amor-odio con Keith Richards, la mitad de los Glimmer Twins. Mick Jagger ha sido y es todo eso.

El bisabuelo del rock

La vigencia y plenitud de Jagger no se alimentan sólo de pasado glorioso y de leyenda. Tampoco de que posea un aspecto y una energía (casi) imposible para su edad. En él conviven las contradicciones. Rocker furioso y bisabuelo; rebelde y sagaz empresario; convicto y caballero británico; exitoso líder de la banda de rock más grande de todos los tiempos y solista sin demasiada fortuna; rey de los excesos y talibán de la vida sana y el entrenamiento.

Pero, lo central, es su lugar como parte vital de los Rolling Stones y su manera de reconfigurar un rol: el cantante de rock. Después de Jagger nada fue igual.

Su gran aporte (más allá de la imagen rebelde y salvaje que los Stones cristalizaron como el ideal del rock) fue delinear al frontman prototípico de una banda de rock. La sensualidad, la furia, el despliegue atlético, la actitud desafiante, los pasos propios, la presencia hipnótica, la entrega total. No hay cantante contemporáneo o líder de una banda que no esté influido, de manera consciente o inconsciente, por el estilo Jagger. Cada uno de los que vino después es su sucesor, todos le deben algo. Aun los que a simple vista no se parecen en nada; es posible que hayan forjado esa quietud, desarrollado ese minimalismo impasible, en oposición a la exuberancia de Mick.

Es, sin dudas, uno de los más grandes performers de la historia del espectáculo.

Tiene clara conciencia de que es una estrella. Esa convicción lo acompañó desde antes de la consagración. Una actitud frente a la vida.

No siempre se dice algo que de tan evidente queda oculto: Mick es un cantante extraordinario. Puede ser salvaje como en Gimme Shelter o Simpathy for The Devil, hacer algo que nunca había hecho con una ternura (y desamparo) desconocida en Angie, pasar al falsetto en Emotional Rescue o Fool To Cry, desafiante como en Satisfaction y sensual/sexual siempre. Las influencias están claras desde el principio: el blues, el soul y hasta el country. Pero esas influencias pasadas por su experiencia y su energía se transforman en algo bien diferente, en algo absolutamente personal y único. En una voz propia que miles intentaron copiar y apropiarse, aunque no pudieron. Parece sencillo ser como Jagger, es muy caricaturizable su estilo y sus tics, pero imposible lograr su estilo, su impronta.


Un profesional del rock

A pesar de que su nombre es sinónimo del cantante de rock tiene una vocación por la perfección y por estar siempre a la altura que no suele asociarse con el rock, en el que la rebeldía, la vida salvaje y lo contracultural parecieran autorizar a presentaciones desganadas, sin voz, demoras de horas en el comienzo de shows o a presentarse en un estado deplorable en el escenario. A Jagger eso no le sucede Su devoción al trabajo, a estar siempre en condiciones (físicas, vocales, anímicas y hasta de producción) habla de un profesionalismo evidente pero que muchos prefieren no ver porque, hipotéticamente, no condice con la leyenda salvaje stone.

El año pasado los Rolling Stones hicieron varias fechas en grandes estadios. Nadie se sorprendió con el despliegue físico y la intensidad de Mick Jagger. Lo de siempre: cantó, corrió por el escenario con sus sprints característicos, bailó sin parar. Sin importar que estuviera por cumplir 80, ni la cirugía coronaria de unos años atrás en la que le reemplazaron la válvula aórtica. Ni siquiera que el Covid lo haya obligado a recluirse y hasta lo obligó a postergar algunos shows (algo que no hizo siquiera cuando murió su padre). Mick se sigue moviendo como Jagger.

La vestimenta fue la habitual. Pantalones achupinados, remera negra, la chaqueta colorida con vivos rojos. Alguien que no supiera de quién estamos hablando, podría imaginarse un cuadro patético: un anciano disfrazado como un joven. Pero no. Con Jagger no sucede eso. Sólo provoca fascinación y devoción.

Para explicar este estado físico sobrenatural se recuerda su entrenamiento exhaustivo que incluye gimnasia, varios kilómetros de running, yoga, pilates, entrenamiento vocal y largas sesiones de baile con una frecuencia de cinco o seis días por semana. A eso se le debe agregar una alimentación sana, balanceada que no se permite desvíos. Tampoco se puede desdeñar el factor genético: el padre de Mick fue gimnasta, profesor de educación física, que practicó deportes hasta pasados los ochenta años y que murió a los 93. Alguna vez, Lenny Kravitz contó que vacacionaron juntos y que todos los días a media tarde, Jagger dejaba la playa, los tragos, las chicas y se dirigía a un amplio salón vacío sólo con espejos en las paredes y un imponente equipo de música. Ponía play y comenzaba el entrenamiento. Aparecían las pistas de los Stones en vivo pero sin su voz. Mick cantaba, bailaba y corría como si estuviera ante una multitud. Lo hacía cada tarde, para mantener la voz y el cuerpo en forma sin importar que eso es lo que viene haciendo desde hace más de sesenta años.

Las profecías no cumplidas

En 1969 un periodista le preguntó a un MIck Jagger pletórico, de apenas 25 años, cómo veía su futuro. Mick, muy seguro de su respuesta, dijo: “Me voy a retirar cuando cumpla 33. Es el momento adecuado para que un hombre se dedique a otras cosas. No quiero ser una estrella de rock toda mi vida”.

En 1975, en una línea similar, cuando Satisfaction cumplió una década, Mick Jagger, que por entonces tenía 31 años, declaró: “Prefería estar muerto antes que seguir cantando Satisfaction cuando tenga 45″.

Dos de las profecías más erradas de la historia de la música.

Es cierto que seis años después de la aparición de su primer álbum, la banda parecía desmoronarse. Brian Jones, el que durante los primeros tiempos había sido el líder, había muerto, se debatían entre romances tormentosos y cruzados, las drogas parecían dominarlos, los escándalos se acumulaban, las relaciones entre ellos se deterioraban, la justicia los perseguía, el mundo de la música cambiaba. Sin embargo, ellos, con Mick, a la cabeza siguen estando allí.

Ellos eran el peligro y como tal, como representantes del lado salvaje, se suponía que su paso sería fugaz o, al menos, breve. Tom Wolfe escribió: “Mientras los Beatles quieren tomar su mano, los Stones quieren quemar tu ciudad”.

Hubiera sido imposible imaginar que los Rolling Stones seguirían convocando multitudes en cualquier lugar del mundo ya entrada la segunda década del nuevo milenio. Imposible suponer, en medio de su furioso éxito inicial, tamaña longevidad.

El verdadero dúo dinámico

Mick y Keith Richards conforman una de las grandes duplas del rock & roll. Un binomio creativo que se mantiene vivo desde hace casi sesenta años. Pocos lograron componer juntos tantos clásicos como ellos. Y casi nadie ha logrado atravesar tantas vidas adolescentes. Al principio compañeros fugaces en el primario, se reencontraron años después en una estación y ya no se separaron.

Las diferencias entre Mick y Keith son notables. Han tenido peleas épicas y se han distanciado por largos años. Pero la sociedad sobrevive. Jagger es el responsable de haber acercado las grandes marcas, del costado empresarial de la banda. Lejos de ser una crítica, habla de una capacidad para mirar el estado de situación, para entender los cambios de época y conseguir que los Rolling Stones se mantengan vigentes.

Mick sostuvo al grupo, lo empujó en los años en que Keith estaba perdido en la heroína y la cocaína. Como gesto de gratitud, Keith compuso Beast of Burden, en la que Mick es el animal de carga que soporta el peso de la banda en sus ausencias. Las peleas, por todos los temas posibles, fueron constantes en las últimas décadas. Algunas furibundas, otras más leves; la mayoría privadas, unas pocas se hicieron públicas, generalmente por alguna infidencia más simpática que rencorosa, de Keith. Con sabiduría supieron alejarse, poner a la banda en el freezer varios años, abandonar los tours y los estudios. Aguantaron ambos la tentación de anunciar la separación y esperaron a que llegaron tiempos más mansos.

Juntos comandaron el grupo todo este tiempo. Es cierto que hace ya muchos años, décadas para ser precisos, que no producen un gran álbum. Se convirtieron en una banda de estadios con discos (muy) irregulares con algún gran tema. Sin embargo no hay demasiados creadores que puedan ostentar una tetralogía como la que pergeñaron entre 1968 y 1972. La seguidilla Beggars banquet, Let it bleed, Sticky fingers y Exile on Main St. es admirable y es casi insuperable. Esa es la cima de su arte aunque después todavía hayan sido capaces de grabar Some girls o Tatoo you.

Hace unos meses, se supo que están grabando un nuevo álbum, el primero con temas nuevos en más de 15 años. Contarán con el regreso para algunas canciones de Bill Wyman (ya pasaron 30 años de su partida: a esta altura estuvo el mismo tiempo dentro de la banda que fuera de ella), y entre muchísimos invitados ilustres, dos muy especiales: Paul McCartney y Ringo Starr.

 

 

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