2022-03-26 | 21:29
CIENCIASidacción: inyecciones en lugar de la píldora diaria, una revolución para algunos pacientes
Desde finales de diciembre de 2021, los pacientes con VIH que lo deseen podrán, si cumplen ciertas condiciones, sustituir su píldora diaria por inyecciones intramusculares cada dos meses. "Una revolución", "una verdadera carga menos", dicen a France 24 algunos de ellos, que ya han abandonado su caja de pastillas.
Todos los días durante un año, a las 12:30 en punto, el teléfono de Mathieu* sonaba, marcando la hora de tomar su píldora diaria. Pero desde el 11 de febrero, su alarma ya no suena a la hora de comer. Este franco-argelino de 45 años, que dio positivo en la prueba del VIH en junio de 2020, es uno de los primeros pacientes que ha sustituido su medicación diaria por un nuevo tratamiento disponible en Francia: inyecciones intramusculares cada dos meses. "¡Es genial! Hoy, es un verdadero alivio... no tiene precio", declaró a France 24.
Este tratamiento es reembolsado en Francia desde diciembre de 2021, tras dos años de ensayos clínicos. En concreto, se trata de una combinación de dos medicamentos antirretrovirales, cabotegravir y rilpivirina. Como todos los virus, el VIH muta y, por tanto, puede desarrollar resistencia a determinados fármacos. Para contrarrestarlo, los médicos lo tratan con terapias triples o duales, es decir, mezclan antirretrovirales para controlar mejor la replicación del virus.
Con este tratamiento inyectable, el método no cambia. Sólo que, en lugar de tomar pastillas diarias, los pacientes pueden ir al hospital cada dos meses y recibir una doble inyección. "Los ensayos clínicos han demostrado que ambos tratamientos son igual de eficaces, lo único que cambia es la forma", declaró a France 24 Bruno Spire, director de investigación del Inserm (Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica de Francia) y presidente de honor de la asociación Aides.
"Cuantos más tratamientos haya, mejor", dijo. "No se adaptará a todos los pacientes, pero puede simplificar la vida de otros. Y de eso se trata: de permitir que todo el mundo encuentre algo que le convenga".
Ocultar su condición de seropositivo
Mathieu aprovechó la oportunidad en cuanto estuvo disponible. "Me enteré del tratamiento con inyecciones a partir de junio de 2021. Inmediatamente me puse a ello", dice. "Desgraciadamente, la puesta en marcha se vio frenada por la pandemia de Covid-19 y no pude empezar hasta el 11 de febrero".
Su principal motivación para dejar las pastillas: poder mantener la discreción sobre su condición de seropositivo con mayor facilidad. Sólo su hermana y sus amigos más cercanos conocen su situación. "Los primeros meses me resultaba muy difícil hablar de ello, me daba vergüenza. Y todavía tengo miedo de enfrentarme a la serofobia y al desconocimiento del sida", explica.
Recuerda, por ejemplo, la vergüenza que sentía cuando tenía que tomar su medicación en medio de una comida con compañeros de trabajo o amigos. "Siempre tenía que inventar una historia. Decía que tomaba vitaminas porque estaba cansado", dice. "¡Eso ya se acabó!".
"El sida sigue siendo un estigma. Para algunas personas, especialmente las que se encuentran en situaciones muy precarias o los inmigrantes, el VIH es incluso un tema muy tabú", declaró a France 24 Víctor Galarraga, activista de la asociación Aides, que trabaja para garantizar el acceso a la atención sanitaria para todos. "Para ellos, el tratamiento por inyección podría ser una auténtica revolución. Conozco a algunas personas que todavía tienen que esconder sus cajas de medicamentos".
Veinte tabletas hace veinte años
Lionel también ha decidido abandonar las pastillas en favor de las inyecciones. Sólo tenía 23 años cuando supo que era seropositivo. En 30 años, ha visto muchos avances terapéuticos en la lucha contra el sida. "Durante los primeros diez años, no me traté. Apenas había tratamientos y los raros protocolos eran muy pesados", recuerda, contactado por France 24. "Pero mi estado acabó por deteriorarse y ya no tuve opción". Las primeras triterapias se introdujeron en 1996.
"Al principio, tenía que tomar unas 20 pastillas cada día a horas fijas. Me produjeron efectos secundarios como diarrea, dolores de cabeza y fatiga. Era muy fastidioso", dice. "Ahora me ofrecen simples inyecciones cada dos meses, ¡por supuesto que me apunto!".
"Es realmente revolucionario", insiste. "Por no hablar del hecho de que, con esto, no tienes que preocuparte de viajar. Ya no es necesario llevar la medicación encima, arriesgándose a que le hagan preguntas desagradables".
Sin embargo, no todos los pacientes con VIH son elegibles para este nuevo tratamiento inyectable. Sólo puede administrarse a personas que han tenido una carga viral estabilizada durante al menos seis meses. También está contraindicado en personas que ya han experimentado una resistencia o un fracaso del tratamiento.
"Y algunos prefieren quedarse con las tabletas", dice Bruno Spire, del Inserm. En un estudio realizado por su asociación entre 581 personas, en su mayoría hombres (80%) nacidos en Francia, el 48% de los encuestados dijo estar muy interesado y el 30% bastante interesado. "Las pastillas tienen un lado tranquilizador. Al tomarlas todos los días, sientes que controlas tu enfermedad", explica Mathieu. "Tardé varias semanas en quitar la alarma de mi teléfono", admite entre risas.
Dificultad de acceso para las poblaciones vulnerables
"Otro de los principales obstáculos del tratamiento inyectable es que de momento hay que ir al hospital para conseguirlo", dice Galarraga. "Para la gente que está alejada del sistema sanitario, ya es complicado ir a la farmacia y que le siga un médico, así que ir al hospital", continúa: "es una gran pena, porque estas son las personas que sin duda más lo necesitarían. Para nosotros es una ganancia de comodidad, para ellos podría ser mucho más".
Él mismo recibirá sus primeras inyecciones en unos diez días. "Cada día, cuando tomo mi medicación, me devuelve a mi enfermedad. Con las inyecciones, esto ya no será así", afirma.
Ante este avance terapéutico, Victor, Mathieu y Lionel comparten la misma esperanza: que se trata de un paso más antes de la introducción de tratamientos a muy largo plazo, o incluso de la llegada de una vacuna. "Quizá pronto sólo podamos tomar una píldora cada seis meses, o ponernos una inyección cada año", espera Mathieu.
"Hoy en día, vivimos muy bien con el VIH, nuestra esperanza de vida es larga y, con las inyecciones, nuestro día a día es aún más ligero", insiste Mathieu. "El verdadero obstáculo que persiste, y lo que realmente hay que cambiar, es la imagen que la gente tiene de ser seropositivo. Es lo más difícil de vivir, la mirada de los demás".
Por su parte, Bruno Spire, del Inserm, recuerda que, aunque los tratamientos avanzan, no hay que olvidar la importancia de la detección y la protección, sobre todo a través de la Prep (profilaxis preexposición), el tratamiento de prevención del VIH. En Francia, se estima que actualmente hay 180.000 personas infectadas, de las cuales casi 25.000 no lo saben.
Fuente France24
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