La VoZ digital | Descubren la parte del cerebro que provoca desórdenes alimenticios

2016-06-03 | 08:49

INVESTIGACIÓN SOBRE LA SALUD

Descubren la parte del cerebro que provoca desórdenes alimenticios
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Estudios permiten descubrir la parte del cerebro que ocasiona los desórdenes alimenticios. Estudios permiten descubrir la parte del cerebro que ocasiona los desórdenes alimenticios.
Científicos de Estados Unidos localizaron la clave para combatir los trastornos alimenticios, como la obesidad, en un receptor en el cerebro humano, según un estudio publicado por la revista especializada Science Translational Medicine.

Al localizar el lugar exacto del cerebro que desencadena los desórdenes alimenticios, los investigadores de la Escuela Icahn de Medicina de Mount Sinai (Nueva York) abren una nueva puerta para el tratamiento de esos trastornos.

El aumento y la pérdida de peso en el cuerpo humano es consecuencia de un mecanismo en cadena. El hipotálamo, la parte del cerebro que controla el apetito y la masa corporal, se ve afectado por una pequeña molécula que activa ciertos receptores que desencadenan la sensación de hambre.

Una vez que comprendieron este mecanismo, los expertos se dedicaron a buscar el compuesto farmacéutico adecuado para estimular esa parte del hipotálamo.

Tras probar con más de 10.000 compuestos químicos, los científicos encontraron un fármaco que efectivamente generó apetito en unos ratones, que comieron en grandes cantidades y aumentaron su masa corporal.

Los investigadores de Nueva York confían en que se pueda activar esta misma molécula en el cerebro humano mediante el suministro de los fármacos adecuados y así combatir no sólo la obesidad, sino también la anorexia y la bulimia.

El mayor avance de este estudio es que señala la parte del hipotálamo al que los compuestos químicos farmacéuticos deben dirigirse.

Este descubrimiento abre una nueva línea de investigación para el tratamiento de trastornos alimenticios tan comunes como la obesidad, que afecta a más de 600 millones de adultos y a más de 42 millones de niños menores de cinco años, según los datos más recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS).